viernes, 6 de noviembre de 2009

Forceps, bisturí, cenicero.

Este "microcuento" lo he enviado a un concurso de relatos encadenados de cadena ser.
Tenía que empezar con la frase entre comillas, así que la cosa desvarió ligeramente.

"Esta vez no erraré el tiro" fueron las palabras que pasaron junto al puro fumaba mi cirujano en respuesta a mis gritos de dolor.
Sin apagar el soplete, con la mano libre me inyectó 20mg más de morfina en el cuerpo. Creo que sentí como cada gota se unía al torrente sanguíneo.
En aquellos días, un cirujano sabía más de mecánica que de medicina. Si tenías suerte, quiero decir, dinero, conseguirías una prótesis de aspecto natural. En mi caso, creo que volví a casa remendado con los restos de una vieja lavadora.

Si lo eligen, avisaré por aquí ^__^

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